Carta a un padre permisivo


A diario te veo, padre.

Veo como crías a tu hijo, como juegan, como ríe contigo, como es feliz a tu lado. Pero también veo como caes ante su llanto, como complaces sus caprichos, como lo mal acostumbras.


¡Corté mi cabello! (Y aún lloro la pérdida, aunque fue por una buena causa)


¡Corté mi cabello!

Sí, corté mi cabello. Pero empecemos a contar esta historia de locos desde el principio pues aunque el corte ha roto algunos corazones, el saber la historia suaviza un poco el golpe y el dolor del mismo.


La tercera y cuarta pieza


La tercera y cuarta pieza

No es difícil incluir un tercero en la foto donde solo había dos.
Difícil es incluirle realmente,
incluirle en nuestras vidas y dejarle entrar.
Difícil es integrarlo en nuestras rutinas,
o cambiarlas de ser necesario.
Lo difícil es acostumbrarse a una nueva figura,
una que no recuerdo haber tenido antes.
Difícil es lidiar con los celos de que a veces su felicidad no sea causada por mí,
sino por ese alguien nuevo.