¡Corté mi cabello!
Sí, corté mi cabello. Pero empecemos a contar esta historia de locos desde el principio pues aunque el corte ha roto algunos corazones, el saber la historia suaviza un poco el golpe y el dolor del mismo.
En abril de 2014, cumplía yo 16 años y como quería hacer un cambio radical, corté mi cabello más arriba de mis hombros, por la barbilla diría yo. Percibía que me veía hermosa y los comentarios que recibía me lo confirmaban.
Así estaba antes días antes de cortarlo la primera vez.
Así quedó esa vez.
Pero había detractores, estos opinaban que estaba loca, que me veía mejor con el cabello largo y pare usted de contar. Al fin y al cabo, ya me lo había cortado así que no importaba lo que pensarán o dejarán de pensar.
En julio de 2014 fue mi graduación de bachillerato, así lucía mi cabello en ese momento.
Mi cabello comenzó a crecer y a finales de año le corté las puntas, de manera que quedó muy corto de nuevo. Fue en el primer trimestre de 2015 cuando comencé la universidad que opté por dejarlo crecer lo más que pudiera para así poder donarlo.
Ese proceso duró hasta diciembre de 2017. Tardó muchísimo, pues casi no lo corte (ni las puntas) en ese tiempo para evitar la tentación de cortarlo demasiado. Nunca lo había tenido tan largo, normalmente llegaba a media espalda y lo cortaba hasta los hombros pero en los últimos años creció mucho más que eso y llegó al final de mis costillas.
Desde mediados de 2017 que solía recibir comentarios positivos de mi cabello, que se veía genial, que estaba larguísimo y así. Y yo estaba de acuerdo pero muy dentro de mí sabía que ese largo no llegaría al 2018. Primero porque ya comenzaba a molestarme el largo y el peso del mismo, ambas cosas ya me incomodaban con frecuencia. Segundo porque ya estaba lo suficientemente largo para cortarlo, estaba llegando la hora de decir adiós.
Así que bueno, el 29 de diciembre de 2017 sucedió.
Ese día empezó con una ducha bien fría, en la cual lavé mi largo cabello por última vez. Horas después, ya estaba lista para irme y mi tía, me decía que no lo cortara tanto pero yo sabía bien que eso sería imposible de cumplir así que solo sonreí luego de su pequeña suplica.
Poco después del mediodía, ya tenía un buen rato en la peluquería y era mi turno así que procedí a explicarle al muchacho que necesitaba que trenzara el cabello antes de cortarlo.
Enseguida siguió mis instrucciones pero había un problema, no lo podía cortar por los hombros porque entonces la trenza no tendría lo necesario (unos 30 centímetros preferiblemente). Me comentó que debía cortarlo un poco más y ahí se me salió un puchero involuntario, seguido de un enorme suspiro y las siguientes palabras "bueno, será sobre los hombros entonces, hazlo".
Sentí que mi corazón se paró por un instante, justo mientras él cortaba mi cabello justo arriba de la cola (cinta, banda) donde comenzaba la trenza. Mi mamá, quién posteriormente me dijo que miraba por la puerta mientras me cortaban el cabello, me cuenta que ella cree que mis ojos estaban brillantes debido a las lágrimas. Cosa que no dudo porque fue un momento emotivo para mí.
Cuando mi corazón volvió a la vida, el peluquero me mostró la trenza, me tranquilizo diciendo que era por una buena causa y continuó con el corte de cabello. Minutos después, ya estaba lista para irme.
Al llegar a casa, todos allí estaban asombrados por el cambio y no paraban de verme pues se les hacía extraña la imagen de mí que tenían al frente. El 31 de diciembre más personas se sorprendieron al publicar la foto de la trenza y luego unas selfies -las primeras- con el cabello corto.
Hoy 4 de enero, al escribir este post, aún obtengo miradas de desconcierto, incluso la mía. Ya que extraño la longitud de mi cabello en ciertos momentos. Pero es por una buena causa así que es hora de poner una curita a todos los corazones rotos por el inesperado corte de cabello, incluyendo mi propio corazón.
Y además como dicen por ahí, cuando una mujer corta o cambia su cabello, es porque va a cambiar ella también. Se vienen cosas buenas este año.
SHORT HAIR DON'T CARE
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