Lee, escribe, habla.

Leer concede la posibilidad de nutrirse de conocimientos, de obtener nueva información, aclarar dudas, comprender y mejorar la gramática y la ortografía. Leer es expandir horizontes, conocer nuevos mundos, explorar, entender. 

Escribir proporciona la oportunidad de expresar, resumir, narrar, describir, parafrasear. Escribir es plasmar pensamientos, ideas, situaciones, recuerdos, hechos, conocimientos.

Y el hablar, es la ocasión ideal para transmitir todo lo que se ha aprendido, todo lo que se quiere expresar por medio de la producción del lenguaje. Hablar es formular, exclamar, exteriorizar, decir, contar. 

Lee, escribe, habla.



Entre queja y queja.

No sé si soy solo yo, o seremos muchos los que estamos así, pero hablo por mí cuando digo que parezco estar programada para quejarme de todo. En efecto, yo no puedo pasar más de un par de horas sin expresar al menos una queja en voz alta. Lo más probable es que sea acerca de una situación sin importancia pero que en ese momento, adquiere un valor mayor para mi persona.

Tiendo a quejarme de eventos que no puedo cambiar o por otra parte, me quejo en vez de hacer algo útil para modificar la situación. 

Pondré un ejemplo de una experiencia personal que fue lo que me llevo a escribir este post. El lunes en una clase el profesor nos comentó que solemos molestarnos por el alto costo de la matrícula universitaria (para los que estudian en universidades privadas) pero aun así, nos alegramos cuando el educador no da toda la hora de clases. Hay emoción cuando el profesor falta, andamos pendientes de la hora; antes, durante y después de clases. Como si hubiese algo más importante, como si fuese mejor estar haciendo otra cosa que no sea educándonos, aprendiendo acerca de una carrera que nos apasiona (al menos en mi caso).

Nos quejamos y no damos el ejemplo.
Nos quejamos y no aprovechamos lo que tenemos.
Nos quejamos y no hacemos nada para cambiar eso que nos molesta.
Nos quejamos cuando pasa algo y cuando no, también.
Queja tras queja, pero no solemos hacer nada entre tantas quejas para cambiar la situación.
¿Pero saben qué? Hasta que no empecemos a construir algo diferente, vamos a seguir quejándonos de nuestra realidad. Una realidad que no va a cambiarse sola y que necesita de nuestro esfuerzo.

Así que la próxima vez que vayas a quejarte de alguna situación que puedas cambiar o utilizar a tu favor, no lo dudes, sácale provecho.

Yo voy a empezar de a poco así que lo primero que me he propuesto será disminuir mis quejas, como la de querer salir antes de clases porque mientras más conocimientos pueda adquirir durante esas horas, mejor para mí.

¿Qué hay de ti? ¿Qué queja dejarás de repetir constantemente? ¿A qué experiencia le empezarás a sacar provecho?


Reseña del libro Yo antes de ti.



Hace un tiempo leí este libro que seguramente muchos habrán leído y me hizo llorar. También pensé. Pero lloré más de lo que pensé o reflexione.

Él tiene un accidente y queda tetrapléjico y ella; se vuelve su cuidadora luego de perder su empleo. Él quiere morir, ella intenta cambiar su forma de pensar indirectamente pero es imposible, no importa cuanto lo intente o el amor que llega a sentir por él. No importa si él siente lo mismo, como él mismo expresa, no es suficiente.
Y si, a veces, el amor no es suficiente.

Pensé acerca de la situación y de la posición de ambos, pero lo que más hice, fue llorar. (En serio, no podía parar).

Lloré porque él no quería vivir.
Lloré porque ella se enamoró de él.
Lloré porque no tendrían una vida juntos.
Lloré porque él estaba atrapado en esa silla.
Lloré porque se hicieron felices el uno al otro mientras pudieron.
Lloré porque ella va a vivir nuevas experiencias, gracias a él.
Lloré porque él logró que ella encontrará un nuevo camino.
Lloré porque él murió pero murió porque él quería, porque fue SU decisión y de nadie más.
Lloré porque ella entendió eso y a pesar de todo, eso le hacía sentir mejor, incluso feliz, porque él tuvo lo que quería.
Lloré porque queramos o no, la vida es así.
Lloré porque es real.
Lloré, porque pude imaginar a personas en esa situación y lo difícil que debe ser.
Y lloré porque drené emociones que había reprimido durante meses.
Lloré porque soy una sentimental que aprovecha cualquier situación para llorar. 

 Lloré porque si fuese alguien que conozco, no le recriminaría el querer morir, quizás buscaría alguna forma de hacerle ver el mundo desde una perspectiva que le anime a seguir con vida pero si no lo logro, dejaría que se vaya y aunque duela, estaría bien con ello porque es su vida y aunque no pueda moverse o valerse por sí mismo, aún es consciente para decidir que quiere hacer con su vida.
  
'Yo antes de ti' es un libro que me permitió conocer dos perspectivas. La de una persona que quiere morir a consecuencia de su condición; y la de un cuidador que desea que viva y quiera hacerlo. Es una situación complicada pero hay que analizar ambas posturas. 

Will ha tenido una vida llena de adrenalina y aventuras por lo que estar tetrapléjico le impide hacer lo que siempre le ha apasionado. Es comprensible que no desee vivir de esa manera, perdería su esencia. Por otra parte, Clark es la digna representación de una persona bondadosa, humilde, habladora y llena de gracia. Clark se enamora de Will y quiere que él viva a toda costa pero él no quiere. Pueden quererse con intensidad pero eso no es suficiente, él no desea ser una carga y tampoco que ella se restringa de hacer lo que quiera solo por tener que cuidar de él.

Los entiendo a ambos, tanto como se puede entender cuando no se ha pasado por una situación similar. Y admito que adoptaría la posición de Clark, hasta que me permita ponerme en los zapatos de Will por un momento; porque me daría cuenta que él no merece vivir solo porque otros lo deseen. Padecer una discapacidad no debería quitarle a una persona su poder de tomar decisiones y sobretodo si se tratan de sí mismo. 
Al menos que se padezca una patología que afecte la capacidad de racionar; una persona debería ser capaz de decidir qué hacer con su cuerpo, con sus bienes y con su vida. 
Si alguien no quiere vivir y no tiene motivos para ello, no debe ser obligado a estarlo. Estaría mal y sería inhumano ir en contra de su deseo y decisión. Aunque como familiar o amigo quieras mantenerlo con vida y motivarle a vivir, hay que entender su posición y no forzar un cambio en la misma. 

Si conoces a una persona con esa perspectiva, hazle saber tu opinión si lo deseas o si quiere escucharla. Y también (solo si te nace hacerlo), coméntale que aunque no estés de acuerdo, buscarás entenderlo porque le quieres. Haz que disfrute cada segundo de la vida mientras aún respire, sin necesidad de ir muy lejos, ayúdale a disfrutar de la cotidianidad o de aquello que siempre ha deseado. El estar ahí para esa personas es el mejor regalo y recuerdo que puedes darle para que se lleve consigo, seguramente sabrá apreciarlo. 

Siempre que estés ante una situación que no entiendas o que te cueste comprender, deja tus prejuicios a un lado e intenta pensar diferente; no como tú sino como alguien más y verás cómo puedes comprender aquello que antes 'no te entraba en la cabeza'. Cuando lo entiendas, respétalo porque cada quien piensa distinto. 
  
Más que una reseña, este post es una reflexión y una forma de ver la situación por la que pasan los personajes del libro. Es mi humilde opinión, así lo veo yo.