En la película Una Mente Brillante se narra la historia de un matemático y ganador del Premio Nobel que padeció de esquizofrenia durante la mayor parte de su vida, una condición que no le impidió adaptarse satisfactoriamente al entorno que le rodeaba.
John Nash experimentó los primeros síntomas patológicos cuando llego a la Universidad de Princeton a realizar su doctorado. El estrés y la ansiedad de Nash por no haber sido publicado aún, el deseo de destacar y crear algo innovador, lo llevaron a un estado vulnerable que facilitó el aparecimiento de las alucinaciones.
Las alucinaciones de Nash eran visuales, auditivas y corporales. Él tenía la convicción de que la presencia de Charles, su compañero de cuarto; Marcy, la sobrina de Charles; y William, quién lo incita a trabajar como espía, eran reales. Luego de ser internado en la institución psiquiátrica, Nash reconoce que esas personas no son reales, que están en su mente y luego de comprobar que estas figuras pueden manipularle, decide ignorar lo más posible la presencia de sus alucinaciones.
Asimismo, el sujeto también presenta un delirio paranoide relacionado con el supuesto trabajo como espía, alteraciones en el ciclo del sueño y en la alimentación, un discurso parcialmente desorganizado en algunas oportunidades, escritura alterada y un retraimiento social. Algunos de estos síntomas menguan con el tiempo, pero las alucinaciones se mantienen presentes a lo largo de la vida de John Nash.
Pero más allá de la patología y de los síntomas presentados, es de vital importancia mencionar los factores ambientales que tuvieron un papel fundamental en la recuperación de John Nash, como el apoyo que recibió, de parte de amigos, colegas y familiares; y la voluntad del mismo para poder adaptarse al entorno. Porque aunque al principio la enfermedad afecto su trabajo y sus relaciones interpersonales, este logró redimir algunos síntomas de forma eficaz, rechazando gradualmente las ideas delirantes.
Es por ello que uno de los momentos más importantes, que marcó un antes y después en la recuperación de Nash, fue cuando decidió enfrentarse a Charles. Nash le dice que no volverá a hablarles y que va a ignorarles, porque no piensa continuar alimentando esas alucinaciones. Es a partir de ahí, que con esmero, paciencia, voluntad y apoyo de su esposa y amigos, John Nash puede integrarse a la comunidad, obtiene nuevamente su trabajo como profesor en la universidad y socializa activamente con las personas de su entorno.
John Nash no solo consiguió tener una vida plena a pesar de las alucinaciones, sino que se ganó el reconocimiento y admiración de colegas, familiares y de todos aquellos que conocen su historia.
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