La tercera y cuarta pieza

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La tercera y cuarta pieza

No es difícil incluir un tercero en la foto donde solo había dos.

Difícil es incluirle realmente,

incluirle en nuestras vidas y dejarle entrar.

Difícil es integrarlo en nuestras rutinas,

o cambiarlas de ser necesario.

Lo difícil es acostumbrarse a una nueva figura,

una que no recuerdo haber tenido antes.

Difícil es lidiar con los celos de que a veces su felicidad no sea causada por mí,

sino por ese alguien nuevo.

Pero no es difícil aceptar que alguien más me quiera, cuida y protege.

Que me consiente con panes, dulces y milhojas de rechupete.

Que no se molesta si tengo pesadillas o lloro durante las noches.

Y así, los meses pasan y lo he aceptado.

Se ha integrado, somos tres piezas que encajan, congenian y se quieren.

Aunque a veces discuten.

Pasan los años.

Muchos años.

Y somos tres.

Somos felices siendo tres.

Pero pronto seremos cuatro.

Aunque hay una diferencia esta vez.

Pues tal como sucedió antes,

cuando no me agradaba la idea de ser tres,

acabe por acostumbrarme.

Amando la idea de que nunca más seremos solo dos.

Así que, bienvenida sea la cuarta pieza del puzzle.

Somos cuatro ahora y seremos cuatro por un largo tiempo.

Cuatro piezas creadas para convivir unidas.

Cuatro personas que nacieron para coincidir en esta vida y complementarse mutuamente.

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