Decadencia, largas horas de espera y el impacto emocional

Lugar: A las afueras del Terminal de Charallave, Estado Miranda, Venezuela.

A diario, el venezolano promedio debe usar al menos dos unidades de transporte público para trasladarse. Eso, en el caso de que aún circulen en la localidad donde reside. Puesto que hay lugares donde las personas deben caminar ya que, aparentemente, no hay unidades que cumplan las rutas. Y no es solo el tiempo que la persona pasa en el transporte sino lo que dura esperando por él. Pueden ser desde minutos hasta largas de espera.


Por lo que, la decadencia que ha tenido el sector transporte no es un secreto y la escases de unidades tampoco lo es.

El servicio, la cantidad de unidades, el costo del pasaje –que más de uno no se anima a pagar pero a los piratas sí se lo dan y al chófer que lo necesita para costear repuestos, no- y una infinidad de variables que han contribuido al deterioro antes mencionado.

Y todos esos factores externos no hacen más que afectar el estado emocional y el humor de la ciudadanía en general. 

El impacto emocional que tienen los problemas del sector transporte en las personas es tal, que cualquier inconveniente vivido en el día a causa de ello, podría hacer que el estrés, la ira y la ansiedad se vayan con el sujeto a casa. Perjudicando a los venezolanos y a su dinámica, día tras día.

Vamos a explorar un poco cada uno de esos estados emocionales.

En psicología, la ansiedad es un reacción ante un estímulo que no está presente aún, por lo que es anticipante y dependiendo de cómo una persona perciba una situación, el cómo va a reaccionar ante ella. Por ejemplo, si considera que un contexto es amenazante o molesto, la persona se anticipara a los hechos de forma brusca y automática.

Ahora bien, tenemos que el estrés es una respuesta de tensión que una persona manifiesta cuando se enfrenta a un acontecimiento que, desde su perspectiva, resulta estresante. Así mismo, el enfoque interaccionista del estudio del estrés que defiende Lazarus (citado en Oblitas, 2010) explica que una persona define como tal lo que es estresante para sí.

Como último estado emocional está la ira, que según Novaco (citado por Costa, 2012) está compuesta por factores cognitivos, por lo que el ser humano se enfada por el significado que se hace de los hechos y además, desarrolla normas internas del cómo deben ser las cosas y cómo deben comportarse las personas. Esto se evidencia cuando el comportamiento de otros y las circunstancias al no resultar como se esperan generen un desacuerdo en el individuo que trae consigo emociones negativas, como la ira.

Para ilustrar mejor...

Todo lo anterior es fácilmente identificable en la cotidianidad del venezolano ya que los inconvenientes con el sector transporte y la inestabilidad del servicio causan ansiedad. Una persona no sabe cuándo llegara el bus o si llegara, si estará temprano en casa o si en cambio tardara horas, todo es incierto y es esa incertidumbre la que contribuye con la ansiedad. 

La aglomeración de personas a la espera de una camioneta también puede ser percibida como una situación molesta y estresante que genere una respuesta ansiosa. Por otra parte, la pérdida de tiempo que genera todo el caos del transporte es otro factor que además de causar ansiedad, se percibe como estresor. 

Por lo que si una persona pasa un tiempo exacerbado esperando una camioneta -tiempo que podría estar invirtiendo para compartir con sus hijos o para cumplir sus deberes y otras actividades- pero la camioneta tarda más de lo esperado, la gente se aglomera en vez de hacer su cola para cuando llegue el bus y todo sea organizado, cuando al fin llega el bus, todo colapsa y como la situación agobiante no se desarrolla como se espera, la respuesta emocional es negativa, hostil y se encuentra dominada por el estrés y la ira.

Y lo que empeora la situación es que esas respuestas tensas y negativas se van con la persona a casa, pueden estar presentes durante la interacción de los miembros de la familia e influir en ellos lo suficiente para perjudicar la relación de los mismos.

Por lo que podemos concluir que...

La decadencia del transporte público y las largas horas de espera están trayendo como consecuencia un impacto emocional negativo en los venezolanos y tomando en cuenta la frecuencia con la que se presenta, podría afectar no solo la dinámica que desarrolla con el entorno o con el núcleo familiar en el hogar sino también afectar su salud mental en un futuro cercano.


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