Hoy quiero hablarles y reflexionar sobre un tema implícito en el día a día: nos perdemos de mucho esperando que todo sea como lo imaginamos, como lo idealizamos.
Seguramente les ha pasado alguna vez o quizá hasta les ocurre muy seguido. Ustedes sabrán. Pero sea como sea, sea cosa del pasado o del presente, este post es para ustedes -y para mí-.
Editada en Canva
Es más común de lo que piensan eso de dejar pasar oportunidades, trabajos, salidas, personas y demás solo porque no son como imaginamos, como idealizamos. Porque sí, idealizamos todo eso. Realmente me atrevo a decir que muchos idealizamos la vida perfecta.
Solemos tener planes para todo, y no nos damos cuenta -o no queremos ver- que casi nada va a ocurrir como lo planeamos. En consecuencia, nos decepcionamos o no nos sentimos felices del todo cuando logramos algo pero no de la forma en la que quisimos inicialmente; vemos los resultados con una felicidad a medias, y una inconformidad latente.
Y no aprendemos, seguimos usando ese esquema, esa forma de actuar en todos los ámbitos posibles. Vamos limitando nuestra felicidad, nuestras ganas de explorar, nuestros éxitos. Así mismo, nos sentimos más tristes, más agobiados, menos útiles, y vemos cada vez más fracasos.
Sin embargo, aún hay oportunidad para nosotros.
Y esta empieza al aceptar que: no porque lo que se nos presente se salga del molde que teníamos en la mente significa que esté mal.
Porque puede que no se mire igual, pero también puede suceder que sea algo que nos gusta o nos hace felices; entonces, ¿por qué negarse a la posibilidad de experimentar, de vivir, de salir de la zona de confort?
Luego, piensen. Piensen de dónde salieron las idealizaciones que los frenan constantemente y luego, cuando tengan identificado el origen, piensen en para qué les han servido. Si consideran que les han hecho perderse de mucho, pues intenten disminuir la influencia que tienen esas idealizaciones en sus decisiones, y en sus vidas.
Por último, pero igual que importante que todo lo dicho hasta ahora... Olviden el plan perfecto. ¡Y vivaaaaan! Disfruten, digan que sí, y siempre que puedan abran su mente y la puerta a todo lo que les haga felices.
Les aseguro que es bien sabroso -por decirlo de alguna forma- irse liberando poco a poco de tantas idealizaciones, de tantos planes perfectos, de tantas esperas.
Espero que les haya gustado este post. Un millón de gracias por leerme y recuerden, ¡no se pierdan la oportunidad de vivir por lo que idealizan, libérense de esas ataduras!
NOTA: La versión corta que sirvió de inspiración para este post fue publicada hace varios días en mi nueva cuenta de Instagram (@psicojeda), pueden seguirme por allá si lo desean.
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