Mi juventud se escapa de mis manos
y no puedo hacer nada para detenerla.
La vida pasa por mi lado
y yo solo me detengo a verla.
Días de encierro y desosiego,
de incesable rutina.
Días no tan rutinarios,
con estudio, diligencias o celebraciones.
Pero nada demasiado innovador,
nada demasiado diferente.
He perdido años de mi vida,
y ciertamente, he dejado de vivir
y de disfrutar mi vida.
Comidas sin probar, personas sin abrazar.
Lugares sin visitar, vistas sin admirar.
Un mundo entero sin conocer,
solo sueños olvidados
y una juventud que se va,
sin rastros de algún día regresar.
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